lunes, 24 de enero de 2011

Anécdota en Londres

Cruzábamos el canal de la Mancha como si nada fuese. En un flash negro de velocidad y expectativa vislumbraba azorado un terreno verde ingles sin mucha fantasía, yo esperaba ver una ciudad, desconocía. Íbamos hacia Londres, yes, London, capital de algo seguramente, teníamos que arribar en St.Pancras como todo el mundo y dirigirnos a Bolsover Street donde nos hospedaríamos.
Gracias al señor, que siempre nos ilumina, encontramos la calle con facilidad después de caminar unas cuadras y no gastar un centavo en medio de locomoción, por cierto las calles decían look left y look right por si acaso algún descuidado y me pareció que los vagos eran ellos.

Al llegar al hostel que no es lo mismo que hotel sino que tiene una s entre la o y la t, entre otras cosas, nos ubicaron raudamente en una habitación con dos mujeres que se vieron sorprendidas al vernos entrar, aunque no cariacontecidas con nuestra presencia. Nosotros éramos tres españolas. Si, así fuimos “cargados” en el “sistema” y por un error fuimos a parar a un cuarto de mujeres, creo que la china del mostrador algo sospecho porque al bajar hacia el comedor nos reubicaron con otras personas de sexo masculino, lo cual nunca se lamento demasiado ya que las ex compañeras de cuarto, a decir verdad, parecían confinadas a la soledad por un tiempo, y a esa altura uno quiere dormir a pierna suelta y dejar ciertos pudores para otro momento.
Nos esperaba una ciudad desconocida físicamente, evocada en numerosos acontecimientos, inmersa en la historia global, genio y figura de la modernidad. Personalmente envidiaba yo la originalidad y distinción que tenia la isla, posiblemente por el hecho de ser una isla, y su humor, el mejor.


Primeramente salimos a caminar por Oxford, donde la gente era elegante y había menos personajes de los que deseaba ver, parecía que uno no existía a veces, como en todas las ciudades pero lejos de casa. Recuerdo un edificio que se alargaba toda la calle y parecía interminable, tenia pinta de legislación o recinto histórico, de fachada típica y esos techos rectangulares de caída casi perpendicular color bordo desteñido; pero vendían ropa allí, fulminante.
Alegremente recorrimos en los sucesivos días todos los lugares típicos que el buen turista ha de visitar, el palacio de Buckingham, los soldaditos cómicos que los boludos intentan inmutar, el palacio de Westminster, el Big Ben, el museo británico donde morí de envidia y justifique los robos, San Pedro, los comedores de carne, el puente de Londres, el ojo de Londres, los parques de Londres, los pubs y Wellington por todas partes. Mucho me impresiono, mucho despertome interés, pero nada me cautivó, fue realmente agradable y muy didáctico todo, volvería, pero en ese momento que era la culminación de una gran caminata que habíamos empezado en España me sentí vacío. Así de fugaz paso Londres.

El 22 de Mayo partíamos del aeropuerto de Stansted hacia Bilbao. Recuerdo nuestra última cena en el hostel; hurgamos la cesta de las sobras donde los huéspedes dejan paquetes de fideos por la mitad, aceitunas, cereales y cosas poco apetecibles, pero fue en vano, nada digno como banquete de despedida. Resolvimos entonces que lo mejor era hacer un pollo al roquefort y mientras unos orientales deglutían obscenamente algo magro, nosotros nos reíamos y nos manchábamos como bárbaros que se manchan las barbas y cuando ríen se toman el estomago.
A la mañana siguiente me levante minutos antes que mis compañeros, mi obsesión tenia todo listo para el viaje, por lo cual bien temprano baje al comedor en busca de introspección y alimentos.

En la barra del bar y trabajando en todas partes estaba ella, que hoy no tiene nombre. Cuando la vi por vez primera pensé que no era inglesa y si argentina, cuando supimos que hablaba español supimos que era uruguaya. El día anterior me había indicado gentilmente donde tomar el colectivo que nos llevaría a Stansted, yo había notado que era fresca, que valía la pena, que no había pena. Por otra parte desde mi llegada me había percatado de lo bonita que era, eso no se le escapaba a nadie, era algo dado.
Esa mañana antes del vuelo cruze unas palabras y en lo trivial surgió el tema del mate, por ser uruguaya se infiere, por el hastío. Sume a mi conocimiento que un rubio alto, medio ganchudo, que había visto trabajar allí y no me caía bien, era su novio. Supe además que le gustaba el mate al novio, en un viaje a Uruguay lo había fascinado la noble bebida, de manera que ella se sorprendía aún de su cuasi-adicción. Casualmente nosotros teníamos yerba, medio paquete de Cruz Malta nos había sobrado a lo largo del viaje. Cuando le comente que en los últimos retoques organizativos previos al vuelo la habíamos dejado en el cesto comunal, enloqueció. No exagero. Al parecer no conseguían yerba argentina que según me comentaba era superior a la uruguaya, sin ofender, y les era difícil y caro obtener cualquier tipo de esa infusión. Al enterarla de nuestro aporte comunal tomo impetuosamente el teléfono y llamo a su novio que apareció a los minutos con la firme decisión de ir en busca del paquete que estaba un piso abajo en la cocina.


Ya todo dispuesto, mientras meditaba que deglutir y la miraba, sonó su teléfono en línea directa con el rubio. Tenia malas noticias, el paquete no aparecía y ella entristecía. Me pregunto si estaba seguro del momento y lugar en que lo habíamos dejado, le respondí que si y di detalles del paquete. Tras un momento de tensión absurda fue hallado en la basura en una última requisa, manchado de verde y húmedo. El rubio entro en escena un tanto avergonzado pero feliz, con el tesoro en las manos, y ella estaba contenta.
Pasado el episodio pedí uno o dos croissants y un café con leche, cuando quise pagar ella me sonrío y me dijo que todavía no abría la caja, que gracias por la yerba. Desayune.
Al otro día en España celebraba mi cumpleaños con poco que festejar y días después arribaba en casa donde todo me era extraño.-

1 comentario:

  1. Muy buena la anècdota ratòn, esperaba algo que escribas sobre el trip!asi que la cagaste a la yorugua, le diste cruz malta humeda y te clavaste un desayuneli!que te tiro che!

    Abrazo preparate algo q grabamos el jueves seguramente.!

    PD:Boeniiiisimo el adjetivo bonita para describir una hermosa mujer, que por cierto le entrabas como krupoviesa al rolfi hdp!
    Bonita:Se aplica a la persona o cosa que tiene un conjunto de características que lo hacen estética o artísticamente agradable de ver u oír.

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